jueves, 10 de febrero de 2011

El lado místico del cerebro

La experiencia mística es desde luego una idea que merece ser difundida. Es un hecho que existe una experiencia de absorción completa, de unión con todo y abandono del yo. El samadhi hindú, el satori del zen, o la unión con Dios de los místicos cristianos y sufíes, son distintos nombres en distintas tradiciones para una misma experiencia. Todas coinciden en la dificultad de expresarlo con palabras. La interpretación que se haga de ello puede depender de tu condicionamiento cultural, pero lo que parece ser una constante es que el tener una experiencia de este tipo como fruto de tu esfuerzo, o de manera espontánea, te cambia la vida y tu forma de ver el mundo.

Si te estás preguntando que pensaría de esto un neurólogo te invito a ver este testimonio en una charla TED, en el que una experta en este órgano cuenta como vivió una experiencia de este tipo inducida por un infarto cerebral.




(El video a una resolución menor pero con subtítulos en español aquí (1/2) y aquí (2/2).

¡Gracias Jill! ¿No la encuentras realmente emotiva? ¿Está esto al alcance de todos? ¿De verdad podremos elegir? Si es así, ¿qué estamos haciendo?

lunes, 7 de febrero de 2011

Astrología

Me he encontrado por ahí esta curiosa noticia. Un tribunal de Bombay ha rechazado una demanda de una organización india que solicitaba a las autoridades "prohibir artículos, anuncios, episodios y prácticas que promoviesen la astrología y temas relacionados como vaastu, Reiki, Feng Shui, tarot, quiromancia y signos zodiacales". Curiosamente el fallo del tribunal declara que el Tribunal Supremo ya había considerado el asunto y determinado que la astrología es una ciencia, si he entendido bien, citando también un acta del gobierno en la que se declara la astrología como una '4000 year-old trusted science'. Esto me ha hecho pensar en quién y cómo decide lo qué es o deja de ser ciencia. Un asunto difícil en el que no quiero bucear aquí. Hoy no.

Ya he comentado que crecí entre libros de astronomía y telescopios. Los astrónomos aficionados, como toda tribu humana, no están libres de sus rituales, mitos y demonios. En nuestro caso el diablo es la astrología, esa forma de adivinación con una fonética tan parecida a la ciencia de los astros, con la que tan frecuentemente se confunde. Esta confusión imperdonable requiere una persecución en toda regla. Cualquiera que haya llamado astrólogo por error a quien no debía sabe de qué hablo... Pero si lo pienso mejor, ¿quién me ha erigido a mí como adalid de la racionalidad? ¿Quién me ha hecho juez? ¿Quién me ha otorgado la iluminación para decidir lo que no es?

Es un paso el darse cuenta de que nadie tiene que convencerte de nada. Tú te haces un modelo del mundo; lo que te vale entra. Suele funcionar así. A mí la astrología no me vale, no encaja. No explica lo que veo y siento. Pero cada persona es un mundo. Tan sencillo como eso.

domingo, 6 de febrero de 2011

Declaración de intenciones

Llevo dos semanas colgado de diversos periódicos digitales siguiendo las revueltas de Túnez y Egipto. Intento exprimir e interpretar cada pedazo de información que me llega, sus posibles consecuencias históricas y geopolíticas, enredándome en una maraña de argumentaciones, contraargumentaciones, opiniones, análisis, ruido, ruido, y más ruido. Declaro aquí y ahora que, a partir de este día, en este blog no habrá sitio para la política, aunque en ocasiones esta resulte una parte importante de mi tiempo en internet. Mientras, intentaré convencerme de aquello que ya intuyo: cuanto más analice el mundo en esos términos más lejos estaré de entender nada.