Tenía pensado escribir sobre otra cosa, pero quiero compartir una historia que mi madre me ha contado esta mañana. Surgió relativo al arte, pero se puede aplicar a muchas cosas.
"Un niño de 8 años había sido dejado una tarde a cargo de su hermano pequeño. Debido a una fatalidad, se declara un incendio en la casa. Cuando el niño va a abrir la puerta de entrada se encuentra con que sus padres habían cerrado con llave. De vuelta en el dormitorio se da cuenta de que frente a la ventana hay un árbol robusto, pero al abrir la ventana se topa con una mosquitera que le impide salir también. Ni corto ni perezoso, empuja un perchero que rompe la mosquitera. Toma a su hermano, le mete en la mochila del colegio, y baja con él a cuestas, por el árbol, hasta la calle. Un rato más tarde, los bomberos han llegado y están terminando de apagar el fuego. Uno de los bomberos comenta con sus compañeros que le parece increíble, cómo un niño tan pequeño habrá tenido la ocurrencia, y la sangre fría, para semejante heroicidad. Entonces, el jefe de la brigada, el más veterano, comenta:
- Muy sencillo. Es que no había nadie que le dijese que no podía hacerlo."
Cuántas veces nos han dicho, de forma directa o indirecta, que tal o cual cosa no se puede hacer, o que otras tantas son imposibles... Con el tiempo ni siquiera necesitamos que la sociedad o los medios de comunicación nos lo recuerden, porque somos nosotros mismos los que mayores límites ponemos a nuestra creatividad o desarrollo personal.
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