domingo, 3 de abril de 2011

Optimismo exacerbado

En el número de marzo de Investigación y Ciencia ha salido un artículo en que se explican los intentos de simulación de las redes neuronales en un cerebro humano. La verdad es que es un trabajo bonito e interesante, pero la sensación que me dan muchas cosas de estas es la de un exagerado optimismo, y un cierto regustillo mecanicista. Por supuesto, todo lo que podamos aprender de estos estudios será muy valioso, pero que nadie espere que vamos a poder programar un cerebro en breve, y vivir en un chip de silicio. Ellos mismos comentan sobre el nemátodo C. Elegans (un gusano de lo más simple y feo, a pesar de su nombre):
...aunque el cartografiado de las conexiones existentes entre sus 302 neuronas finalizó hace más de 20 años, aún no se ha averiguado el modo en que esa sencilla red da lugar a un sistema nervioso funcional.
Caenorhabditis elegans

Por su parte, el cerebro humano tiene unos 100.000 millones de neuronas con más de 100 billones de conexiones. Además, la complejidad no es meramente un asunto cuantitativo; en muchos aspectos las capacidades humanas son cualitativamente distintas a las de otros seres vivos.

Al ver programas como Redes, o similares, parece que estamos a puntito, apenas a un pequeño paso, de comprender definitivamente el funcionamiento del cerebro, el origen de la consciencia, o la estructura última del cosmos. No se me ocurre un error más recurrente en la historia de la ciencia.

A los ojos de muchos, entre los que me incluyo, esta incertidumbre es lo que hace el asunto verdaderamente interesante.

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